LA LUZ Y EL VIENTO
Consciente de lo que digo,
¡Soy! Que sé lo que escribo.
Y sé, que serán tan amados
Cómo temidos, mis versos,
En manos de la gente noble
Y sencilla de Latinoamérica.
Sé, que en vuestras manos:
Mis versos son y serán, al Alba,
Las lagrimas de la Media Luna;
Sobre los dátiles de la palmera
Y las espigas de trigo y de arroz,
Sobre la rosa y la flor del maíz.
Consciente soy, cómo lo soy,
De que sin ti, sin vosotros;
La LUZ que alumbra la lluvia,
El VIENTO de Latinoamérica,
Que sopla fiero y esparce
El eco lejano de mi verbo.
Que le da alas a mis versos;
Para que vuelen, y vuelen
Más alto, más y más lejos,
Para que vuelen y lleguen ...
Allí donde moran las almas
De los nobles chamanes.
Allí donde no llega la garra
Afilada del buitre, ni se oye,
El graznido del cuervo,
Puñales y siervos a sueldo
De las mitras purpúreas,
De los sapos del Pentágono.
LUZ y VIENTO de mis versos;
Para que vuelen y lleguen ...
Allí donde nacen los ríos,
Allí donde nacen y crecen,
Los sueños de amor y de vida
De todos los niños del Mundo.
Consciente de lo que digo,
¡Soy! Que sé lo que escribo,
Y responderé de mis versos,
Sabiendo qué ¡Soy!, Si soy,
El eco lejano de vuestra voz
Cabalgando la furia del viento.
Sabiendo qué ¡Soy! Si soy,
El eco lejano de vuestra voz
Cabalgando los relámpagos
En las noches más oscuras,
Las ondas y los truenos
En los tiempos de silencio.
Sabiendo qué ¡Soy! Si soy,
El eco lejano de vuestra voz
Cabalgando la fuerte lluvia
Y las olas del mar bravío.
Qué, el poeta es nadie, nada,
No existe ni tiene nombre.
SIN TI, SIN VOSOTROS,
LA LUZ Y EL VIENTO.
DE
OLIVER HERRERA MARTIN