Serás manso de corazón si no te dejas arrastrar por la ira que se
levanta en tu interior cuando ocurren hechos adversos o al recibir una injuria.
Dosificarás la palabra si a todos hablas con claridad, y evitas las
contiendas y querellas o las palabras ásperas u ofensivas.
Serás manso de obra si en lugar de vengarte del que te haya
injuriado o de devolver mal por mal, haces favores, excusas al que te ofende, y
ruegas a Dios para que le perdone.
"Tienes que ir por el
mundo haciendo que las "distancias largas" sean cercanas y convertirás muchos
problemas en ventajas".
Ignora el daño, el dolor, la molestia, pues
no te dejarán conocer la condición de la mansedumbre y la paz de espíritu.
Mantente firme en tu propio corazón; sólo entonces puedes lograr
la mansedumbre.
El ser manso no significa no luchar.
"Cualquier persona en el mundo se dispone a combatir en un minuto
si se siente animado, pero cuando se trata realmente de luchar, es poseído por
la energía"
Verás que llevando siempre la mansedumbre, tu espíritu tendrá
mucho más energía para luchar cuando se presente la ocasión.
Utiliza el orden para enfrentarte al desorden, utiliza la calma
para enfrentarte con los que se agitan, y así habrás dominado tu corazón y las
fuerzas oscuras.
Si tu corazón está totalmente abierto y tu mente en orden, serás
capaz de adaptarte a responder sin límites, a manejar los acontecimientos de
manera infalible, a enfrentarte a dificultades graves e inesperadas sin
turbarte, dirigiendo cada cosa sin confusión.
Evita la confrontación inútil.
No intentes ir contra la corriente o cuesta arriba ni tampoco cuesta abajo con
mucha carga, como pensar que hay enemigos donde no los hay...