¡Eres tan grande en tu inocencia…! ¡Eres tan fuerte en tu ternura…! ¡Pero es tan frágil tu apariencia cuando me escondes tu dulzura…!
¡Si, ya lo se que es cruel la vida!, ¡y que es difícil…, y que es dura!, y la confianza malherida alza barreras con premura…
Más si te miro simplemente por el revés de tu armadura, ¡lo que allí encuentro es solamente la candidez de un alma pura…!
Y en tu mirada brillan sueños de un dulce tiempo que aún perdura…, ¡cuando a tus ojos de pequeño sólo había juegos y diabluras…!
¡Y es que seguimos siendo niños que han disfrazado su estatura…!, y han ocultado su cariño…, y enmascarado su hermosura…
Por eso quiero proponerte la más osada travesura: ¡recuperar aquella suerte de candidez y de frescura!
Y con la dulce transparencia con que se dan las almas puras, ¡yo te regalo mi inocencia…, y tu me obsequias tu ternura…! Jorge Oyhanarte
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