“- ¡¿Cómo pudo hacerme esto…a mí…que le di tanto…, si hasta le abrí mi casa…, le abrí mi corazón…, y le puse la oreja en su hora de quebranto, para aliviar su pena…su enorme desazón…?!
¡¿- Cómo pudo hacerme esto…, yo…que le aguanté todo…, que soporté sus quejas…y sus cambios de humor…, que ante cada problema lo ayudé codo a codo, dando una muestra clara de respeto y amor…?!”
¡Ah…compañero mío…hermano del camino : tal vez has olvidado que en esta inmensa trama, todos vamos cargando la cruz de nuestro sino… a la vez que escribimos el guión de nuestro drama…!
Ese que te lastima…es tan solo un hermano, que transita a su modo, su propia diagonal, “robando” la energía de aquel que tiene a mano… : ¡no lo tomes entonces como “algo personal” !
¡Y no “salves” a nadie…! ¡Nadie lo necesita…!; los dramas de los otros no tienen que rozarte… : todo sigue un diseño de finura exquisita, que no te obliga nunca ni a ser juez…ni a ser parte…
Cada vez que en la senda alguien nos decepciona, siempre surge el enojo como primer reacción…, y entonces olvidamos que solo se reacciona, ante aquello que “encaja” con nuestra vibración…
Cuando eleves, amigo, tu energía de a poco, llegarás a un espacio de simplemente ser…, y aquello que hoy te irrita, se saldrá de tu foco… ¡porque en ti no habrá nada que lo pueda atraer…!
Y te irás conectando con esa Fuente hermosa que cobija tus dones…tu talento especial… : ¡ellos irán surgiendo de forma rumorosa… como brotan las aguas de cualquier manantial…!
¡Y serán esas aguas las que más hacen falta…!, las que a todos nos unen en amorosa red… : las aguas cristalina de la bondad más alta… ¡las únicas que calman la verdadera sed…!
Jorge Oyhanarte
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