LA REINA DE LOS BUENOS PENSAMIENTOS
“Si tienen un pensamiento agradable, canten, cántenlo”, era el canto
que transportaba la suave brisa de verano y que procedía de un
grupo de niños que cantaban. Era un día precioso; toda la naturaleza
parecía estar floreciendo de felicidad y de vida. Los niños habían
termindao su canción y estaban sentados en círculo bajo un hermoso
árbol, cuyas ramas los protegían del sol.
Uno del grupo, que se llamaba Ricardito, dijo: “¿Sabe algo acerca de
los pensamientos, alguno de los que hay aquí? Mi abuelo es muy
sabio y sabe muchas cosas, me dijo un versito el otro día”
“Recítalo para que nosotros lo aprendamos”, gritaron los demás.
“Bueno, era así:
Es un hecho que los pensamientos,
Tienen cuerpo, alas y aliento.
Y que pensamos para llenar
El mundo con actos de bien y de mal”.
¿Eso es todo?, preguntó un niño.
“¡Hum!, me suena raro”, dijo otro.
“¿Qué quiere decir que tienen cuerpo, alas y aliento?, Dijo otro. No
entiendo nada. Suena como si los pensamientos fueran pajarillos,
mariposas o algo parecido. Bueno Ricardito, dinos qué significa”.
“Pero si yo no puedo entenderlo y es por eso que yo les preguntaba a
Uds. si lo sabían”, dijo Ricardito.
“¿Por qué no buscamos a alguien que tenga más edad y que lo
sepa?”, dijo uno de los niños.
“Yo sé quién podría decirnos, si lo pudiéramos encontrar”, dijo
Ricardito.
“¿Quién?”, preguntó ansiosamente uno del grupo.
“Ninguno de Uds. lo conoce”, contestó Ricardito. “Es un
hombrecito muy ameno, un amigo mío”.
“Vamos a verlo”, dijeron varios de los niños a una voz.
“Yo no sé dónde vive”, dijo Ricardito: “pero si vamos a dar un
paseo por el jardín, puede ser que enconctremos al abuelito o a la
abuelita o a alguna otra persona que lo sepa”
Los alegres niños empezaron a vagar por el jardín. De repente
Ricardito oyó una graciosa y suave carcajada y vió que en el macizo
de pensamiento estaba su amigo el Duende Kin.
“Aló, Ricardito,¿Qué andas haciendo hoy?”, dijo el Duende kin,
“¿Buscando lagartijas?”,
“No”, dijo Ricardito, “queremos saber algo acerca de los
pensamientos”.
“Bueno”, dijo el Duende Kin, “si me esperan hasta que todos los
ayudantes se vayan para la casa, los voy a llevar donde un hada muy
sabia que conoce todo lo que hay sobre los pensamientos”. Entonces
el Duende Kin llamó a su ayudante Do-Kin y le dijo: “Silbe a los
saltamontes”, guarde los colores y quedan libres por hoy”. Después
que todos los pequeños pintores de flores se montaron en el lomo de
los saltamontes y regresaron a casa, el Duende Kin quedó
desocupado.
Sentado confortablemente en el hombro de Ricardito el Duende Kin
guió a los niños a otra parte del terreno. Allí había un pequeño
vallecito, tranquilo y apacible. El duende Kin dijo entonces: “Ahora
tienen que permanecer muy quietos, porque las hadas son muy
tímidas y no les gusta que vengan a su vallecito gente ruidosa e
intrusa. Pero si son respetuosos con sus sentimientos, todo saldrá
bien. Quédense aquí en silencio por favor, hasta que yo regrese”. En
seguida se perdió de vista.
Pronto volvió con dos duendes de los más hermosos. Uno de ellos se
llamaba Corazón Noble. Parecía sólo un poquito más alto que
Duende Kin, llevaba un elegante traje verde y un gorro rojo que
terminaba en una aguzada punta. el otro era un duende femenino, su
nombre era Pensamiento Secreto, era encantadora; pero muy tímida,
porque no tenía costumbre de ser vista en público. Hicieron una
graciosa reverencia y dijeron: “Quieren hacernos el favor de pasar
por aquí, la reina de los Buenos Pensamientos los recibirá”.
Los niños muy felices y sonrientes siguieron a los duendes. Uds.
pueden imaginarse la sorpresa y el júbilo de los niños cuando vieron
a la Reina de los Buenos Pensamientos. Era la más linda criatura que
habían visto. Su cabello era como si fuera de puros rayitos de sol y
sus ojos eran brillantes como estrellas. Los niños se inclinaron
profundamente delante de ella y fueron en seguida presentados a
toda su corte. Sus cortesanos tenían unos nombres muy bonitos:
Júbilo, felicidad, bondad, Amor, Buena Voluntad, y el más
encantador de todos, Generosidad.
Después de la presentación, la Reina les pidió a los niños que se
sentaran frente a ella y su corte, lo que hicieron gustosos. Luego la
Reina empezó a hablar, su voz era tan suave, tan dulce y tan llena de
amor, como una melodía. Primero le pidió a Ricardito que le recitara
los versos, lo que él hizo muy contento. Entonces les dijo: “Así es
que quieren saber algo sobre los pensamientos”.
“Si”, contestaron todos muy cortesmente. “Por favor díganos algo
sobre los pensamientos”.
“Los pensamientos son cosas vivas que nosotros enviamos desde
nuestra mente a las demás personas”, dijo la Reina, “cuando
tenemos pensamientos de júbilo y de felicidad, de consuelo y de
generosidad y los enviamos hacia los demás, y cuando actuamos en
la misma forma con ellos, se llaman pensamientos buenos.
Debemos vigilar cuidadosamente nuestros pensamientos, para tener
solamente pensamientos buenos. Algunas veces los pensamientos
malos y egoístas tratan de llenar nuestras cabezas y nuestros
corazones; pero no les permitamos que se queden, digámosles:
“Váyanse pensamientos malos”, y cerremos despuués muy apretada
la puerta de nuestra mente. Para hacerles comprender claramente lo
que es la bondad, voy a darles un ejemplo. Ricardito ama a su
querida mamá, y su corazón está tan lleno de pensamientos de amor,
que es muy bueno con ella y trata de hacer todas las cosas que le
gustan. Eso es lo que se llama bondad y así Ricardito hace feliz a su
mamá. Ya lo ven es como jugar a un bonito juego. Cuando tratamos
de ser bondadosos con los demás, nuestros pensamientos de
felicidad crecen tan ligero que tenemos que compartirlos con
nuestros amigos. Mis cortesanos, a quienes ya les he presentado, con
su bondad me dan júbilo, felicidad, gracia y amor, es decir lo mismo
que sus lindos nombres. Y ya lo ven Uds., lo hermoso que son todos
ellos. Los pensamientos nos ayudan a construir el carácter y si
tenemos buen carácter, todas las personas nos querrán. Y eso es lo
que Dios desea, queridos niños, que nosotros los amemos a todos y
que todos nos amen a nosotros, porque Dios es amor y su gran amor
nos rodea durante todo el tiempo. Todos somos como hermosas
flores abriéndose en el Gran Jardín del Amor de Dios, el mundo.
“Siempre hay un pequeño pensamiento malo que está tratando de
vivir en el corazón de los niños, y éste es el egoísmo”, continuó la
Reina, “El no está adherido al corazón y por eso voy a decirles el
gran secreto para echarlo para afuera. Si Uds. quieren compartir
siempre sus júbilos y felicidad con los demás, eso los hará tan
bondadosos que el egoísmo no podrá entrar nunca a sus corazones”.
“Ahora, queridos niños, váyanse ligerito para la casa, porque se está
haciendo tarde”, dijo la Reina. en seguida movió su valirrita mágica
sobre ellos y volvieron de nuevo al jardín. Pero nunca olvidaron lo
que la Reina les había icho acerca de la bondad.
d/a
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