¡Cuántas veces, tal vez, dijiste en tu camino:
“yo sólo voy a dar, a quien se lo merece…”! ;
¡pero a ti las alondras te regalan sus trinos…
y te aroman las rosas cuando el viento las mece…!
Y no se preguntaron si te lo merecías:
ya está en su corazón el vivir siempre dando…
¡No quieren descansar –cuando se marcha el día-,
sin haber entregado su perfume y su canto…!
¡Hacé como la alondra…y hacé como la rosa…!
¡Y no te guardes más tu amor adentro tuyo…!:
que emerja tu ternura sobre todas las cosas…,
como emerge la flor de adentro del capullo…
Que tu palabra dulce y tu gesto afectuoso
se extiendan como un manto regalando calor…,
y tu luz será un faro para el que va dudoso…
¡que no hay nada que alumbre como alumbra el amor…!
De lo contrario, amigo,…cuando cambies de plano…,
y tu alma te revele tu película entera…,
al observar las veces que rehusaste tu mano…
¡sentirás que tu invierno venció a tu primavera…!
Y una lágrima triste rodará en tu mejilla
por cada vez que heriste…y por cada quebranto…
y por cada mal gesto…y por cada rencilla…
¡y no sabrás que hacer, …allí…con tanto llanto…!
Jorge Oyhanarte