Cuando las cosas parecen descoloridas y deprimentes, los ángeles nos animan a dejar que el gris haga su propio milagro y nos dé tiempo para reflexionar.
Cuando aprendamos a distinguir lo que nos aburre o nos entristece, podremos empezar a añadir breves toques de colores atrevidos y creativos a nuestro día.
Cuando la vida pierda color, imagínala como la tela blanca de un cuadro que está pidiendo a gritos que la pintes.
Tú eres el artista. Comienza a colorearla, poco a poco, con tonos que representen distintos aspectos de ti mismo.
A cada color le corresponde, un significado psicológico y espiritual, por ejemplo, el rojo simboliza el fuego, la pasión y la creatividad; el amarillo, el intelecto, la fe y la alegría; el verde, la salud y la vinculación con lo natural, etc.
Es interesante observar cuáles son los colores que más nos gustan, porque pueden indicar tanto nuestras necesidades como las fuerzas de nuestra alma y nuestro espíritu.
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