¡Volvé a creer…, como cuando eras niño…!
La vida puede volver a ser hermosa,
como en aquellos años de cariño…,
¡ese tiempo feliz de mariposas…!
¡Volvé a creer…! Allí está ese pequeño
que en tu alma habita silenciosamente,
y que a la noche, cuando te vence el sueño,
en voz baja te llama dulcemente…
¡Volvé a creer…! ¡Él te ama…!, y allí late
aguardando tan solo tu presencia…
¡Extendele tu mano y animate
al rescate feliz de su inocencia…!
¡Volvé a creer…! ¿Dónde está acaso escrito
que en el duro camino a la adultez,
ha de quedar para siempre marchito
el mágico candor de la niñez…?
¡Volvé a creer…! Dejá que tu mirada
vuelva a ser pura, límpida, inocente…
¡Volvé a mirar debajo de la almohada
si los ratones se llevaron tu diente…!
Todavía nos queda la pureza
guardada en el desván de nuestra infancia…
¡Volvé a creer…!, porque la vida empieza
¡cuando recuperamos la esperanza…!
Jorge Oyhanarte