Alma vieja…, compañero
de un eterno devenir…
¡cuántas veces has llegado
para volver a partir…!
¡Ah…! ¡Si al menos recordaras
-en el brillo de un instante-,
que sos tan atemporal
como el sol…, como el diamante…!
¡Si pudieras recobrar
tan solo una partecita
de lo aprendido en los giros
de tu propia calesita…!
¡Si te dieras el permiso
para ir a tu guardarropa,
a ver los trajes que usaste
en cada cambio de ropa…!
¡Si accedieras a la impronta
de tu arcón espiritual,
donde guardás lo aprendido
sobre este escenario dual…!
¡Si extrajeras de ese cofre
todo tu antiguo saber…,
gemas del conocimiento
de ese recóndito ayer…!
¡Si a aquellos mejores trazos
de tu Registro Ancestral,
los potenciaras ahora,
en ésta, tu vida actual…!
¡Si encontraras el sentido
que va enhebrando, al pasar,
una a una, vida a vida,
las perlas de tu collar…!
¡Y al calor de esa certeza
tu corazón comprendiera,
que siempre, tras el invierno,
retorna la primavera…!,
…entonces… ¡no te haría mella
la fatiga de vivir…!
¡alma vieja…, compañero
de un eterno devenir…!
Jorge Oyhanarte