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Sólo tu corazón caliente, Y nada más.
Mi paraíso, un campo Sin ruiseñor Ni liras, Con un río discreto Y una fuentecilla.
Sin la espuela del viento Sobre la fronda, Ni la estrella que quiere Ser hoja.
Una enorme luz Que fuera Luciérnaga De otra, En un campo de Miradas rotas.
Un reposo claro Y allí nuestros besos, Lunares sonoros Del eco, Se abrirían muy lejos.
Y tu corazón caliente, Nada más.
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