¿Ya empuñás la varita de tu vida de mago…?
¿Te pusiste por fín tu capa de vidente…?
¿Hacés brotar palomas –con un pase de manos-
del corazón de quien tenés enfrente…?
¿Ya podés transmutar las espinas en rosas…?
¿ Lográs –con tu intención-, que “el olmo te dé peras”…?
¿Y conseguís sacar –cuando van mal las cosas-,
un conejo de luz, de tu galera…?
¿Tus dedos de alquimista ya convierten en oro,
el plomo gris oscuro de algún viejo rencor…?
¡Mirá que a eso viniste…! : …a hallar ese tesoro…
¡¡Que no hay oro que brille, como brilla el amor…!!
Jorge Oyhanarte