Con un ramo de flores
creaste primavera, lozanía,
luces de mil colores,
brillante fantasía
en la estancia de mi melancolía.
Revivió la esperanza
sobre el ascua de antiguas sensaciones,
olvidé tu mudanza,
olvidé tus pasiones,
volví a poner en ti mis ilusiones.
Y eras humo en el viento,
ceniza para el fuego de mi boca,
helado desaliento,
y, al fin, mi mente loca
recordó las aristas de tu roca.
No me inquieto, no velo
por encontrar amor a mi medida,
tú me diste el consuelo:
el libro de mi vida
con la flor de tu ramo desprendida.