El Beso
Se iluminó la estancia de una venusta gracia cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa, mientras por tierra y cielo relampagueó mi audacia cortándole a la vida su más intacta rosa.
¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca tiene como tus labios tan íntimos dulzores? Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué flores las mieles trasegadas al panal de tu boca?
¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste -comunión de alma y boca, brasa y diafanidad- abriste en el más puro de los espasmos: Este, a nuestro barro efímero rutas de eternidad.
Tu labio, jardín donde la fiebre es jardinera; botón de calentura mi labio nunca ahíto, fundiéronse en las llagas de la inmortal hoguera para beberse juntos de un beso el infinito.
FLAVIO HERRERA ( Guatemala )
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