En este rincón el silencio
plagia tu presencia.
Se cubre de afeites, gime,
abre grandes los ojos.
Es inútil, no sabe caminar
como tú caminas;
tropieza sin clemencia
con los cortinados del alba.
Hago constar que a veces no escucha;
se distrae, se disfraza de nube,
se vuela y desintegra.
En este rincón el silencio
grita como las malas mujeres
o inaugura vagido y se aburre.
No suelo creerle demasiado,
adivino más que nadie
su burlona esencia.
Tiene de vándalo las manos
y la resignación del cordero;
unta el cerebro con ensalmos breves
y la piel, en cambio, con recuerdo eterno.
En este rincón el silencio
se desarrolla y muere.
autor: Raúl Zeleniuk