Te envío vibras, deseos primaverales para suplir las rencorosas lejanías, recuerdo tus cariños en hermoso día, tiemblan de nuevo las canciones y arrabales.
Mi sonrisa es para ti de labios sensuales tiemblan tan solo de sentir tus ambrosías, mi llanto viaja raudo es débil agonía hasta tu alma y tu pecho en aromas florales.
Tu marca de fuego la tengo bien grabada en mi carne, en el pecho y en todo lugar en mi alma sensible, estás mujer amada.
Estás en mis lamentos no te puedo abrazar, eres mujer que llega siempre de alborada, a consolar al hombre del poema y su amar.
|