(Zaida C. de Ramón)
Se oia un murmullo suave; me acerqué para escuchar ¡Cuán grande fue mi sorpresa al ver las flores hablar!
Observé que se miraban, comparándose tristemente no podían comprender, ¿por qué eran diferentes?
Con llanto desconsolado oi la rosa que decía: Yo no sé por qué razón tengo que tener espinas.
De pronto y para mi asombro del cielo se oyó una voz: "Eres rosa con espinas porque así te creó Dios"
Nunca mires hacia abajo ni tampoco alrededor; eleva tu rostro al cielo donde mora el Creador.
Si el día en que te creó no te hubiese puesto espinas entonces no serías rosa; otro nombre tú tendrías.
Piénsalo por un momento, ¿por dalia te cambiarías? ¿margarita, lirio, nardo? ..... Yo sé que no aceptarías.
En tu rostro puedo ver no más llanto, sino alegría has podido comprender que así es que Dios te quería.
Ahora sé que puedes ver lo que antes no veías; estabas tan ofuscada observando las espinas que nunca se te ocurrió mirarte en el lago un día.
¡Cuán sorprendida quedaste! Absorta, hasta confundida Viste en tí tanta belleza que lloraste agradecida!
Quiero seguir siendo rosa; quiero ser lo que querías ¡Gracias mi buen Creador! Tú sabías lo que hacías.
Con amor Tú me creaste, ¡Gracias por esas espinas! Al tallo dan fortaleza y yo permanezco erguida.
Te agradezco, Creador, haberme formado un día pues hoy sí que puedo ver lo que antes no veía.
|