GRATITUD (Eduardo Vega Rodríguez)
Cada vez que me cruzo en la calle con un noble viejo, a quien tiemblan las piernas y abate de la vida el peso, inefable impresión de ternura en el alma siento: le saludo, y su mano arrugada con cariño estrecho. A veces, alguno, ignorando la causa del hecho, pregunta curioso: - ¿Es acaso de usted algún deudo? - Algo más le respondo orgulloso: ese noble viejo a quien amo y saludo, ése ha sido mi primer maestro.
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