Gusano de Jacob, así has llamado
a aquel que con un ángel peleó.
Pues Señor, si Jacob era un gusano
me pregunto a su vez.... ¿qué seré yo?
Aquel que allá en Betel vio con misterio
la célica visión mientras dormía,
de una escala que unía tierra y cielo,
cual símbolo de Amor en profecía
Aquel que diste el Nombre de Tu Pueblo,
el fuerte y grande nombre de Israel,
de quien después vino el más bello
el divino y gran Nombre de Emmanuel.
Aquel que tuvo en Ti tantos honores,
patriarca de un pueblo poderoso,
queriendo darle un nombre cariñoso,
le dices Tú,.. gusanito «no llores».
¡Señor....! y yo tan pobre, tan mezquino,
tan falto de talento y voluntad,
me creo muy capaz, bien me imagino
que de mi insensatez te reirás.
Tú miras lo que el hombre ve importante,
y sólo ves en ello fantasía,
sucia abominación, do el arrogante
ha puesto su ilusión y su porfía....
Mas yo quiero Señor, ser un gusano
que atraiga tu mirada cariñosa,
andar quisiera yo, solo en Tu mano,
y hallar mi vida en Ti más provechosa.
¡Tu voluntad, Señor la mía, muera.
Enséñame a vivir humildemente,
yo quiero sólo hacer, lo que Tú quieras,
cual servidor sumiso y obediente.
Lo que yo quiero ser, Tú bien lo sabes
mientras que esté mi vida entre la escoria,
tan sólo un gusanito que te alabe,
y pueda siempre proclamar tu gloria.