Tú creaste la zarza y el espino;
el granizo y el fuego, Tú lo hiciste,
y en el mundo, entre el hombre los pusiste
para hacer variación en su camino.
Es necio el que al sufrir, débil se enfada.
Al fiel le es de alabanzas un himnario,
igual la bendición, como la espada.
Todo es útil, normal y necesario.
Las espinas que tanto desagradan,
coronaron a Cristo en el Calvario.