Al rozarse nuestros labios se prenderán las mejillas, así llegará el momento de sentarme en tus rodillas para empezar el hechizo descubriendo maravillas, cuando apaguemos la luz y suene la melodía.
¿Qué nos deseamos los dos? Que lo responda este techo, testigo de nuestro amor de las noches que en mi pecho, te reclinas anhelando sentir jadeantes suspiros, mientras que me vas amando.
Sublime como la miel que la luna nos regala así me endulzas amor, con caricias embrujadas. Me traspasas los sentidos entre sábanas de seda y desnudas entre encajes la piel que siempre te espera.
Es nuestra entrega de amor en un brindis de deseo, el sonido de cristales es anuncio de desvelo. Conjugaremos los verbos del ser y estar en sus tiempos confundidos entre pieles que nos reclaman momentos.
Hoy voy a amarte mi amor, pero lo haré a mi manera. Te entregaré cuerpo y alma entre orquídeas y azucenas para acostarnos entre ellas y que perdure el aroma que la luna guardará como esencia de estas horas.
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