Valió la pena conocerte y el haberme entregado lo mucho que te he amado, este cariño tan fuerte es muy bonito quererte conservar esta ilusión recordar nuestra pasión los momentos que vivimos, el amor que aún sentimos, nuestra intensa relación. Por azahares del destino, sin ser nuestra voluntad esta vida sin piedad acabó nuestro camino, ese era nuestro sino y nada se pudo hacer, me quedé sin el placer de dormirme entre tus brazos extrañando tus abrazos y el perfume de tu ser. Que mas hubiera deseado que nunca de mí te fueras no vivir estas quimeras, seguir contigo a tu lado, solo me ha consolado recordarte diariamente, sentir que sigues presente revivir en mi interior lo dulce de nuestro amor, lo exquisito de tenerte. Por lo que siento al amarte y lo mucho que me diste la ternura que compartiste y lo que viví al besarte, la manera de entregarte en aroma de azucena, esa paz dulce y serena que produjo tu actitud de inigualable virtud por Dios, que valió la pena.
Sergio Gil
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