PLEGARIA POR EL HIJO AUSENTE
Pasando entre sus dedos temblorosos
las desgastadas cuentas del rosario,
sube un anciano el áspero camino
que lo lleva hasta el místico santuario
Delante del sagrario cae de hinojos…
brota en sus labios la plegaria ardiente,
gime su pecho con amor de padre…
plegaria de amor por el hijo ausente.
¡Señor! ¡Señor! ¡que me lo cuides ruego!
¡Que esta muy lejos y de peligros lleno!
¡Que no puedo velar por él como antes!
¡Y más quizá mi amor por él es pleno.
Y las lagrimas ruedan de sus ojos
y sus manos aprietan el rosario
y a la madre de Dios clama confiado
con el llanto mojando su vestuario.
¡Madre! ¡Tu sabes mi dolor de padre!
¡Tu sufriste la perdida de tu Hijo!
¡Dolorida! ¡Angustiada! ¡Pesarosa!
¡Que el se cuide! Y Tu ¡Cuídalo! Le dijo.
¡Jesús Señor! ¡Que vuelva sano y salvo!
¡Que vuelva mejor Si de cuerpo y alma!
¡Que desprecie lo ruin de aqueste mundo
Para gozar aquí de santa calma!
¡Para tener asegurado el cielo!
Tu palabra infalible lo predijo:
Mi reinar y mi premio…!No es del mundo!
¡Dentro tu corazón te dejo a mi hijo.
Y aquel anciano oraba y lloraba.
y rezaba llorando por su hijo.
Felipe de Jesús Legorreta García.
México