Si yo pudiese, apartarte de mi mente,
si yo pudiese, arrancarme el corazon,,
tomarlo entre mis manos, y luego,
deshacer el dolor.
La inalcanzable espeanza
de tenerte entre mis brazos,
se extinguió poco a poco,
inclinando la balanza.
Cuan angustiantes los momentos,
esperando tu llegada,
apagandose los sueños
y el deseo en mi almohada.
Ya llega la alborada,
ya el camino se muestra de nuevo,
ya las tinieblas se alejan,