
"NO PODEMOS CALLAR"
El reino -el sueño de DIOS para nosotros- no es condenación si no misericordia, no es castigo sino compasión, no es indiferencia sino solidaridad, no es prepotencia sino sencillez, no es esclavitud sino libertad, no es odio sino reconciliación, es decir, no es otro mundo sino un mundo otro (distinto). No es sólo DECIR sino HACER. Acogerlo nos hace nuevas criaturas. El Reino pero ¿Que es el Reino? En dos palabras su respuesta es: creer y vivir que Dios es nuestro Padre y que todos somos hermanos.
El Reino no puede esperar: "No podemos callar lo que hemos visto y oido" (Hech 4,29); "¡Ay de mí si no evangelizare"! (1Cor 9, 16). Juan XXIII decía: "Si estuviéramos convencidos de la Buena Noticia, que nos produce alegría y mucha paz, convenceriamos a los demás". Todo cristiano es misionero o no es cristiano. Eso representa el envío de los 72 (número simbólico de universalidad) en el evangelio de hoy.
Jesús nos indica cómo anunciar el Reino: con modestia y sencillez (la melodía es de DIOS, nosotros somos sólo sus instrumentos). No evangelizamos por fanatismo sino por "contagio", "por desborde de gratitud y alegría" (Aparecida, nº14). Hay que caminar ligeros de equipajes, puesta la confianza en quien nos envía.
En el puerto de Marsella el ambiente era muy hostil a la Iglesía. Entró a trabajar un "cura obrero". Nadie conocia su identidad. Era alegre y solidario con todos. Un día, echándole una mano a una persona mayor, se desprendió una grúa y los aplastó. Salto una sorpresa mayúscula. En el carnet de identidad del sacerdote decía, cura obrero. A partir de entonces, el puerto de Marsella se abrío de par en par a todos los curas. ¿No nos sobran palabras y faltan prodigios, de vida?.
NIKCODEMUS

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