La luna vino a la fragua con su polizón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye, luna, luna, luna, que ya siento los caballos. Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado
El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya, ay, cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.