Desandando tu cuerpo precipito en la hundida matriz de tu linaje presintiendo mi piel el oleaje que manará de allí hacia el bendito
juego de seducción donde me agito como un barco resuelto al abordaje por más que haya perdido su velaje en el sensual naufragio de tu rito.
Y cuando al fin recale de mi viaje, (ya de la esencia de tu amor ahíto) sobre la playa dejaré el mensaje
que mirarán los cielos de hito en hito: el Paraíso tiene su homenaje… ¡sólo que entre nosotros circunscrito…!
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