Anoche soñé contigo, pude palparte y sentir tu esencia impregnado en mi piel. Soñé que te tomaba en mis brazos, que lentamente te besaba mientras mis manos recorrían tu cuerpo como el agua de un rió que no deja ninguna parte seca.
Tus manos temblorosas se entrelazaban con las mías y me hacían sentir que llegaba al cielo. Coloqué mi mis manos sobre tu pecho y pude oír como latía tu corazón y en mis oídos ti respirar se agitaba como las olas de un mar bravío.
Anoche... soñé contigo y en mis sueños te hice el amor. Te fui deshojando como el viento a aquella rosa de mi jardín, un tibio rocío se posaba sobre tu piel. Tu boca me decía basta pero tu cuerpo se me entregaba como el sol a la tierra que tiene frío.
Fue entonces cuando realmente toque a la felicidad, fuiste mío esa noche te abracé suavemente como si tuviera entre mis manos a una bella mariposa. Sentí frío pero tú me diste calor necesario para no sentirme tan vacía.
Me fundí en tus labios y tu cuerpo se convirtió en el fruto mas codiciado para mis manos. Desperté llorando al saber que eras ajeno para mí; pero soy feliz al saber que cada noche vendrás junto a mí a realizar nuevamente este sueño.