TE DOY MI ALMA DESNUDA
Te doy mi alma desnuda, como estatua a la cual ningún cendal escuda.
Desnuda con el puro impudor de un fruto, de una estrella o una flor; de todas esas cosas que tienen la infinita serenidad de Eva antes de ser maldita.
De todas esas cosas, frutos, astros y rosas, que no sienten vergüenza del sexo sin celajes y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.
Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena ¡que tuviera una intensa blancura de azucena!
Desnuda, y toda abierta de par en par ¡por el ansia del amar!
JUANA DE IBARBOURU
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