EL FIN DEL POETA
Tomó la pluma que ya no lloraba.
Pensó, la obligó con la mirada;
pero aquella continuaba callada
y de su boca ni una palabra manaba...
Ni los sueños que había tenido brotaban.
Ni una lágrima, solo vacío...
Y el sordo ruido del papel que se quebraba
en la soledad, y afuera el rocío...
En el cuerpo la mente seguía luchando
contra el orgullo de todas las cosas,
mientras en su interior se estaban matando
las ideas, siempre vanidosas
No había ayer, ni hoy, ni mañana...
La tristeza era cruel y profunda;
los gritos se perdían, los sonidos no tenían eco;
los hombres semejaban muñecos
sobre la tierra, que dejaba de ser fecunda....
Entonces, vencido, sin llanto, por caridad,
cerró con su corazón la última veta
por donde había fluido toda la verdad,
y así, sin una ilusión, se dejó morir el poeta....
Pablo Gru