Jesús, el dulce, viene
Las noches huelen a romero
¡Oh, qué pureza
tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la
sombra dura y fría
Mas la celeste melodía
suena fuera celeste
primavera
que la nieve, al pasar, blanda
deshace, y deja atrás eterna
calma
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
Juan Ramón Jiménez