Un caminante llegó a un pueblo donde se anunciaba
la actuación del “hombre maravilloso”,
un personaje que, según contaba el pregonero, era capaz de realizar milagros. El viajero se colocó en lugar de privilegio para ver el número, y, empezado éste,
observó que, en efecto, aquel hombre realizaba
prodigios tan grandes como el de crear objetos de la nada. Terminada la función, se acercó al «hombre maravilloso» y le preguntó: -¿Dónde está el truco de los fenómenos que realizas? -No hay ningun truco -contestó éste. -¿Quieres decirme que eres capaz de crear de la nada? -volvió a inquirir. -Así es -contestó de nuevo. -Eso es imposible -gritó el viajero.
Sólo puede crear Dios. ¿Es que acaso tú eres Dios? -Así es -volvió a responder el “hombre maravilloso”. Lleno de indignación ante aquella irrespetuosa
manifestación, el viajero gritó burlándose: -¡Tú eres tan Dios como puedo serlo yo! -Así es también -respondió de nuevo-,
sólo que hay una pequeña diferencia entre tú y yo. -¿Cuál es? -preguntó intrigado el caminante. -Que yo lo sé y tú no.
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¿Es que no oyen tus oídos ni ven tus ojos? ¿Es que no ven la hermosura de tus palabras..? ¿ni la verdad de tu mirada…? ¿Es que no te ves en el espejo? …..Pues sí ..lo eres… Eres ese Dios de esperanza Ese Dios de belleza infinita, Ese ser maravilloso Que empieza y acaba Con la palabra Yo.
Angélica
Sabiduría
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