“Llegaron ya los Reyes y eran tres: Melchor, Gaspar y el negro Baltasar…”
así dice una de las más recordadas canciones de la Navidad.
Seguramente todos guardamos algún recuerdo de aquellas noches infantiles
en que esperábamos la llegada de los Reyes Magos.
Cuenta la leyenda que tres Reyes de Oriente fueron elegidos por Dios para que fueran
a reconocer a su hijo. Para guiarse los Reyes Magos siguieron una misteriosa estrella
que los llevó hasta Belén, encima de un humilde establo donde acababa de nacer Jesús.
Saludaron a sus padres y se arrodillaron frente al niño, entregándole sus regalos: oro,
incienso y mirra. Estos regalos estaban lleno de significado, no eran regalos que se
acostumbrara regalar a los recién nacidos. Con el oro, reconocían en el niño su grandeza
y poder, reconociéndolo como el rey de reyes, el hijo de Dios. El incienso era usado para
adorar a Dios, y al entregárselo a Jesús estaban reconociendo su Divinidad. La mirra
significaba su reconocimiento como hombre mortal. Así los Reyes Magos reconocían a
Jesús como Dios, Rey y Hombre.
Esta es la leyenda que se ha dado a conocer en la mayor parte del mundo y que se ha
vuelto tradicional. Los Reyes Magos continúan regalando a los niños de buen corazón.
Los Tres Reyes Magos son tres: Melchor, Gaspar (de raza blanca) y Baltasar
(de raza negra), llegaron de Oriente a adorar al niño Jesús, siguiendo una estrella que
les guió hasta el portal de Belén donde la Virgen María dió a luz a Jesús.