Dichosos los que saben reírse de sí mismos,
porque no terminarán nunca de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir
una montaña de una piedra,
porque se evitarán muchos inconvenientes.
Dichosos los que saben descansar y dormir
sin buscarse excusas:
llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar:
aprenderán cosas nuevas.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes
como para no tomarse en serio:
serán apreciados por sus vecinos.
Dichosos los que están atentos
a las exigencias de los demás,
sin sentirse indispensables:
serán fuente de alegría.
Dichosos ustedes cuando sepan mirar seriamente
a las cosas pequeñas
y tranquilamente a las cosas importantes:
llegarán lejos en esta vida.
Dichosos ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa
y olvidar un desaire:
vuestro camino estará lleno de sol.
Dichosos ustedes cuando sepan
interpretar con benevolencia
las actitudes de los demás,
aún contra las apariencias:
serán tomados por ingenuos,
pero es el precio justo de la caridad.
Dichosos los que piensan antes de actuar
y rezan antes de pensar:
evitarán muchas tonterías.
Dichosos ustedes sobre todo
cuando sepan reconocer al Señor
en todo lo que se encuentran:
habrán logrado la verdadera luz y sabiduría.
Santo Tomás Moro
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