NO DESCUIDES TU JARDIN
El discípulo se dirigió a casa de su maestro zen,
que tenía uno de los jardines más hermosos
que había visto jamás.
Una vez allí, le contó a su maestro que tenía
problemas con sus hijos
y que quería respetar la naturaleza de cada uno
de ellos para que hicieran lo que les pareciera y
de ésta forma así poder mantener la relación
Quería evitar que se sintieran frustrados
en el futuro.
El maestro zen escuchó al discípulo y no dijo nada.
Entonces, el discípulo le preguntó qué opinaba
sobre el asunto y el maestro le respondió:
- ¿Hace mucho que no visitas mi jardín?
- Sí -respondió el discípulo, no sabiendo por qué
se lo preguntaba.
Entonces el maestro lo invitó a ver su jardín.
Pero en lugar de ver espléndidas rosas,
vio que el jardín se había transformado en una
maraña de malezas.
- ¿Pero qué ha sucedido aquí? -preguntó el
discípulo asombrado.
- Pues un día me cansé de cuidar mis rosas y
dejé que las plantas crecieran como querían.
Los yuyos y las malezas habían ahogado las
rosas, que primero crecieron en forma
desordenada y luego murieron.
Ésta es la ley natural.
En ese momento, el alumno comprendió
aquello que su maestro le quería decir.