Viajar sin prisa
Cuando viajas sin prisa
no hay excusa para soñar
que las estrellas tintinean
cada vez que las miras.
Para escribir un poema
con un suspiro en la boca
y con la brisa que se posa
como lápiz en los dedos.
Y ver tus cabellos
como franjas en el cielo
y desear tenerlos
como hebras por el cuerpo.
Por eso no escuchas
las quejas del vecino
o el ruido del tiempo
cuando viajas sin prisa.
Porque todo se pierde
en la paz de la noche
y porque el alma se envuelve
con el pálpito noble.
Rodrigo Eugui Ferrari