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General: LA MARIPOSA
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Katia  (Mensaje original) Enviado: 03/02/2011 02:52

 

 

LA MARIPOSA

 

Mi mamá era hija de una pareja de campesinos de Entre Ríos.

Nació y creció en el campo entreanimales, pájaros y flores. Ella nos

contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque
recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno vio un capullo

 de gusano colgandode un tallo quebrado. Pensó que sería más

 seguro para la pobre larva llevarla a la casa y
adoptarla a su cuidado. Al llegar, la puso bajo una lámpara para que diera

calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara.
Durante las siguientes horas mi madre permaneció al lado de su protegida

esperando el gran momento. Después de una larga espera, que

no terminó hasta la mañana siguiente, la jovencita
vio cómo el capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda asomaba

desde dentro. Todo era mágico y mi mamá nos contaba que

 tenía la sensación de estar presenciando un milagro.
Pero, de repente, el milagro pareció volverse tragedia. La pequeña mariposa

 parecía no tener fuerza suficiente para romper el tejido de su

 cápsula. Por más que hacia fuerza no conseguía salir por la pequeña

 perforación de su casita efímera. Mi madreno podía quedarse sin hacer nada.
Corrió hasta el cuarto de las herramientas y regresó con un par de

 pinzas delicadas y una tijeralarga, fina y afilada que mi abuela usaba en

 el bordado. Con mucho cuidado de no tocar al insecto,
fue cortando una ventana en el capullo para permitir que la mariposa

saliera de su encierro.
Después de unos minutos de angustia, la pobre mariposa consiguió dejar

 atrás su cárcel y caminó a los tumbos hacia la luz de la ventana.
Cuenta mi madre que, llena de emoción, abrió la ventana para despedir

a la recién llegada, en su vuelo inaugural. Sin embargo, la mariposa

 no salió volando, ni siquiera cuando la punta de las
pinzas la rozó suavemente. Pensó que estaba asustada por su presencia

 y la dejó junto a la ventanaabierta, segura de que no la encontraría al

regresar. Después de jugar toda la tarde, mi madre
volvió a su cuarto y encontró junto a la ventana a su mariposa inmóvil, las

alitas pegadas al cuerpo, las patitas tiesas hacia el techo. Mi mamá

siempre nos contaba con qué angustia fue a llevar el
insecto a su padre, a contarle todo lo sucedido y a preguntarle qué más

debía haber hecho para ayudarla mejor. Mi abuelo, que parece que

 era uno de esos sabios casi analfabetos que andan por
el mundo, le acarició la cabeza y le dijo que no había nada más que debiera

 haber hecho, que en realidad la buena ayuda hubiera sido hacer menos y no más.
Las mariposas necesitan de ese terrible esfuerzo que les significa romper

su prisión para poder vivir, porque durante esos instantes, explicó

 mi abuelo, el corazón late con muchísima fuerza y la
presión que se genera en su primitivo árbol circulatorio inyecta la sangre

en las alas, que así se expanden y la capacitan para volar. La mariposa

que fue ayudada a salir de su caparazón nunca
pudo expandir sus alas, porque mi mamá no la había dejado luchar por

 su vida. Mi mamá siempre nos decía que muchas veces le hubiese

 gustado aliviarnos el camino, pero recordaba a su mariposa y prefería

dejarnos inyectar nuestras alas con la fuerza de nuestro propio corazón.

 

Jorge Bucay



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: KARLA Enviado: 03/02/2011 03:39


 
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