VIA, VERITAS ET VITA
Ver en todas las cosas del Espíritu incógnito las huellas; contemplar sin cesar, en las diáfanas noche misteriosas, la santa desnudez de las estrellas... Esperar! Esperar! ¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futura y no soñada paz... Sereno y fuerte, correr esa aventura sublime y portentosa de la muerte.
Mientras, amarlo todo... y no amar nada, sonreír cuando hay sol y cuando hay brumas; cuidar de que en el áspera jornada no se atrofien las alas, ni oleada de cieno vil ensucie nuestras plumas.
Alma: tal es la orientación mejor, tal es el instintivo derrotero que nos muestra un lucero interior.
Aunque nada sepamos del destino, la noche a no temerlo nos convida. Su alfabeto de luz, claro y divino, nos dice: "Ven a mí: soy el Camino, la Verdad y la Vida.
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