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Acaso despertara un amanecer con sabores a sueños no alcanzados o sonriera la luna en acerados, en las nubes de Mayo mi anochecer.
Acaso aquéllas alegrías juveniles tornáranse en mil sentimientos vagos; los pensamientos dejaran estragos, en ese tiempo de los veinte abriles.
Acaso pasara la vida sin abrir los ojos al dolor del mundo, a la soledad de tantos, por buscar a ciegas entre los abrojos,
mi pensamiento hecho eco doloroso, la palabra ausente y dulce de los cantos en el silencio absurdo de la vida misma.
Maria Teresa
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