Somos como dos heridos de amor pero que tardan mucho en morirse.
En mi corazón hambriento no hay venas, sino mechas que buscan tu estampido. Nos amamos como los explosivos que revientan por simpatía, vena a vena, a corazón hambriento.
Ten piedad de tus valles y mis lirios, que se buscan con ansia de fuente enloquecida. Aparta tus hojas y quita la presa que yo sabré encontrar nuestro cauce. Y el rumor de mis troncos y avenidas apagará el del ave del suspiro.
Somos como dos heridos de amor pero que tardan mucho en morirse.
Pepe Martín |