María, pesadumbre o viento oscuro
nieve apretada en rosas contenida
carroza de marfil en cada poro,
dos astros luminosos en las manos.
Lejos de ti la noche bebe muerte,
el río se envenena de raíces
y en los espejos rotos hay palomas,
peces azules, lagos de agua negra.
Todo el pecho enlutado de ramajes,
de nubes violentas que tú viste
tengo, María, y el mirar vencido.
Sólo para aprender en tu sonrisa vivo.
Del brebaje amoroso poso en copa
de plata erea, María, que yo bebo.
Eres semilla y yo tierra que espera
tu corazón de madre y niña sabía.
Antonio Colinas
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