DÍA NOVENO
Dios y Señor de los Serafines que se abrazan a vuestro amor:
ofrezco los merecimientos de estos ardentísimos espíritus
y los de vuestro amado y amante San Miguel, para que yo os ame, único Dios y Señor mío,
sobre todas las cosas, con toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas;
y para que me concedas lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN¡Oh soberano Arcángel! ¡Oh excelente príncipe de la corte del cielo!
¡Quién no os será muy devoto desde hoy,
si así favorecéis a vuestros devotos? ¡Quién no os servirá con mucho cuidado,
si de esta manera pagas los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame,
basta saber el amor que me tienes al que no puedo corresponder, con igual amor.
Pero ya que con obras no puedo responder a tantas mercedes, recibe mis palabras y afectos.
Gracias te doy, ¡oh excelso y sublime espíritu!, porque defendisteis la honra
y gloria de mi Señor Jesucristo
y por todos
los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre. Gracias
os doy por el ángel
que has destinado para mi guarda
y por los otros beneficios generales y particulares
que por vos o por medio de vuestros ángeles me has hecho,
los cuales no conozco bastante en esta vida,
ni los puedo dignamente agradecer y por eso pido y suplico al ángel de mi guarda,
que en mi nombre te los agradezca y juntamente los que has hecho a toda la naturaleza humana;
y principalmente a la Santa Iglesia, de que yo soy miembro.
Yo me gozo de todos los privilegios, gracias, prerrogativas,
dignidades y dones naturales y sobrenaturales
con que el Señor te ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ellos,
porque así quiso exaltarte y hacerte su privado y favorecido entre todos los ángeles.Defiéndeme,
¡oh valerosísimo capitán de los ejércitos de Dios! Envía en mi socorro vuestros soldados,
para que me defiendan de los demonios y no me rindan a sus combates y tentaciones.
Manda vuestros ángeles que me guíen para no andar errado; que me alumbren para que no camine ciego
y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso, de esta vida.
Asistid con vuestros ángeles, a mi muerte y alcanzadme del Señor contrición verdadera de mis culpas,
para que presentada por vuestras manos ante el trono de la Santísima Trinidad,
entra en posesión de la gloria, donde alabe al Señor para siempre dar perpetuas
gracias de haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza.
Amén.
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