Doctrina de los Angeles de la Guarda
La doctrina del Antiguo Testamento concibió a los ángeles como ministros de Dios
que realizan sus órdenes.
Incluso los niños pequeños tienen ángeles de la guarda,
y se considera que estos mismos ángeles
tienen que satisfacer una misión en la Tierra.
Entre las menciones que el Nuevo Testamento hace de la doctrina
de los ángeles de la guarda, podemos recordar al ángel que socorrió
a Cristo en el jardín, y al ángel que liberó a San Pedro de la prisión.
Hebreos 1:14 manifiesta más claramente esta creencia,
explicando que su función es conducir a los hombres al Reino de los Cielos
Por su parte, Santo Tomás nos enseña en su Summa Teológica ó Summa
Theologiae que las órdenes inferiores de ángeles son enviadas
a los hombres. No sólo a aquellos bautizados,
porque todas las almas cuentan con este custodio.
Se dice que nuestros ángeles de la guarda pueden actuar sobre nuestros sentidos
y sobre nuestras imaginaciones.
Sin embargo, no pueden influenciar nuestras voluntades.
Finalmente, no se separan de nosotros después de la muerte,
sino que permanecen con nosotros en el Paraíso,
luego de habernos ayudado a lograr la salvación.
Estas afirmaciones aparecen en los Salmos y en Colosenses.
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