Los rayos del sol intentan atravesar
la maraña de ramas y de hojas sin conseguirlo
del todo,
a ras de suelo las hormigas mantienen
su inercia acumuladora,
sorteando ramitas y trozos de papel
que el aire sacude como si fueran
marionetas movidas por hilos
que cuelgan de los árboles,
papeles en blanco o como si lo estuvieran,
porque no cuentan nada,
al menos nada salido de una conciencia
profunda e inagotable,
papeles que alguien ha dejado caer
sin darle ninguna importancia,
palabras vacías como la mano que las escribe,
y que reflejan como espejos convexos
pensamientos que han dejado de sentir,
la sombra va menguando su dibujo
bajo los árboles,
y poco a poco todos comienzan a despertar
con el canto de los pájaros,
un nuevo día se avecina con el espanto
de una carcajada.