¡Siento mis pasos como si hubieran caminado mil años!
Suspiros ocultos en medio del firmamento,
me recuerdan que el sueño dorado se terminó.
Mis manos insensatas se niegan a cerrarse,
mis brazos temblorosos aún esperan abrazarte.
No quisiera volver a llorar más por tu ausencia,
el destino es el culpable de mi terrible pena,
se voló una flor, libertad es lo que buscaba
y mi dolor para siempre será mi mayor condena.
Esperaré la muerte a que venga por sorpresa,
con todas mis fuerzas la agarraré cuando tenga que llegar,
mientras tanto, no me cansaré de mirar a las estrellas
a ver sin en alguna de ellas te puedo encontrar...
Marielena Rondinel & Juan Antonio Pozo