Una de las peores experiencias que he vivido ha sido el atravesar por Reducciones de Personal en las organizaciones donde he laborado.
Hace unos 10 años viví mi primera experiencia, al tener que hacerse un recorte de un 10% en la nómina de trabajadores. En esa oportunidad me correspondió hacer el papel de “verdugo”, y seleccionar (con todo el dolor de mi alma), a dos empleados que serían luego despedidos. Y luego el trago amargo de informarles a ellos mismos de la decisión, y explicarles el porqué:
Nuevamente en esta semana me tocó de cerca otra reducción, en otra organización. Y fue un efecto devastador. Aunque no fui yo quien seleccionó quién se iba de mi equipo, el efectro se multiplicó!
El verle la cara a las personas a quiénes no se les renovaría el contrato fue devastador, aunado al hecho de haber trabajado con muchos de ellos en los últimos 4 ó 5 años…
Claro, a veces debemos acatar las instrucciones, y cumplirlas a cabalidad, nos gusten o no, pero en este caso a uno le queda el mal sabor en la boca.
Hay que pensar que cuando se cierra una puerta se abren cien ventanas, y confiar en la capacidad de los que se van, de levantarse de nuevo y enrumbar su camino.
Y darles apoyo en lo que se pueda, para ayudarlos a ellos y a nosotros mismos a superar las adversidades…
Luis Castellanos