A los años que no ejerzo.
Al calor de lo posible,
Dejando tangible mi cuerpo.
A la luz que bajo el sol,
Mantiene inerte mis espinas.
Al tictac que no siento.
A la circunstancias que sostiene,
El duelo a grito de hielo.
Al camino que vigila con
Recelo el encanto de mi silencio.
A el dolor de mi color,
Que conserva mi palabra callada.
Al mar sin regazo que cubre
El largo y ancho del desamparo.
A las caricias que mecen mis manos
Guardando el sopor y fruto del AMOR.