El tercer mandamiento del éxito Debes trazar tu camino con cuidado o siempre irás a la deriva.
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Has aprendido que nunca podrás tener éxito sin trabajar duramente, sin la debida paciencia. Pero uno puede trabajar con diligencia, ser más paciente que Job y, aun así, no elevarse jamás sobre la mediocridad a menos que se tracen planes y se establezcan objetivos.
Nunca una nave ha levado anclas y extendido sus velas sin tener un destino. Nunca ejército alguno ha emprendido la marcha para combatir sin un plan para obtener la victoria. Ningún olivo ha exhibido jamás sus flores sin la promesa del fruto por venir.
Es imposible avanzar apropiadamente en la vida sin objetivos.
La vida es un juego con pocos jugadores y muchos espectadores. Los que miran son las hordas que vagan por la vida sin sueños, sin objetivos, sin planes ni siquiera para el día siguiente. No los compadezcas. Eligieron ya cuando no eligieron nada. El mirar las carreras desde las tribunas no ofrece peligro. ¿Quién puede tropezar, quién puede caer, de quién se pueden burlar si no hacen ningún esfuerzo por participar?
¿Qué deseas de la vida? Considéralo durante un tiempo y mucho antes de que decidas, porque puedes obtener lo que pretendes. ¿Se trata de riqueza, poder, un hogar lleno de amor, tranquilidad de espíritu, tierras, respeto, posición? Sean cuales sean tus objetivos, grábatelos en la mente y nunca los olvides. Comprende que aun eso puede no ser suficiente, porque la vida es injusta. No todos los que trabajan duro y con paciencia y se fijan objetivos, alcanzan el éxito. Sin embargo, sin ninguno de esos tres atributos, el fracaso es algo seguro.
Date a ti mismo todas las probabilidades de triunfar. Y, si fracasas, ¡fracasas luchando!
Traza tus planes hoy mismo. Pregúntate dónde estarás de aquí a un año, si todavía vas a estar haciendo lo mismo que estás haciendo ahora. Luego decide dónde preferirías estar en términos de riqueza, posición o cualquier otra cosa que sea tu sueño. En seguida, planea lo que tienes que hacer en los próximos doce meses para alcanzar tu objetivo.
Y, finalmente, ¡hazlo! Og Mandino
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