MANITAS
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois dueñas.
Manitas de los niños que al granado se tienden, por vosotros las frutas se encienden.
Y los panales llenos de su carga se ofenden. ¡Y los hombres que pasan no entienden!
Manitas blancas, hechas como de suave harina, la espiga por tocaros se inclina.
Manitas extendidas, piñón, caracolitos, bendito quien os colme, ¡bendito!
Benditos los que oyendo que parecéis un grito, os devuelvan al mundo: ¡benditos!
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