Un día, Dios miró al mundo y sintió una profunda misericordia. Decidido, levantó su mano y, durante la noche más oscura, convirtió el mundo entero un paraíso. Al día siguiente, cuando sus hijos despertaron, se vieron diferente. Ya no había enfermedades, todos eran muy hermosos.
Aun la persona que era más pobre, se vestía de oro y tenía comida en abundancia. Llenos de felicidad, todos comenzaron a gritar felices por el mundo - era un paraíso. Fue unos días después que un hombre, mirando la casa de su vecino - en realidad, un palacio - vio que este tenía unas vacas en su jardín.
Entonces decidió aprovechar un momento en que estaba fuera para tomar de la leche. El vecino, sin embargo, llegó antes que el hombre se fuera y quedó muy enojado. Cosas así comenzaron a suceder en todo el mundo. Y, un mes después de la creación del paraíso, estalló una guerra entre dos ciudades.
¡Dios no lo podía creer! Todos tenían todo y aún así batallaban por cosas que realmente no necesitaban. Diez años después, cuando el paraíso se había tornado una mera historia, un cuento narrado a los niños en la escuela,
Dios nuevamente miró a su creación. Suspiró hondo y pensó que, la próxima vez, va a crear el paraíso primero en los corazones de los hombres.
Lo externo vendrá naturalmente.