No cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie es tan pobre que no pueda enriquecerse por sus beneficios. Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos. Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones. Pero no puede ser comprada, pedida prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficios a nadie, a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente. Brinda tu sonrisa, sobre todo, a aquellos que nunca ríen. Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien ya no le queda ninguna que dar. |